miércoles, 21 de octubre de 2015

La fiesta

Solo imagina que hoy tienes fiesta.
No vas a tomar, porque ya superaste eso.
No necesitas alcohol para pasarla bien. Quieres recordar este día.
Quieres reír y burlarte de quienes se pasen de copas. Estas feliz.
Tu alma esta ardiendo.
Llegas temprano, vas por una bebida.
Tienes una meta.
Ha estado en tu cabeza todo el día.
Vas a hablar con ella.
Solo hablar.
No tienes mas expectativas. Hoy hablaras con ella. Le vas a hablar.
Hoy no vas a tomar.
La miras. Se te acerca y te saluda por tu nombre.
Hoy le vas a hablar. Solo quieres hacerla reír.
Le vas a hablar.
Te emociona el hecho de que le vas a hablar.
Le vas a hablar. Solo esperas el momento adecuado.
La ves. Esta hablando con otro.
Solo hablando. No es problema. Debes esperar.
Solo esperar.
Hoy le vas a hablar.
No se despega.
¿Se toman de la mano?
Esta oscuro y todos bailan, el olor a alcohol, hierba y cigarro te distrae. No la vez.
La vez junto a el, abrazados. Juntos.
Alguien llega a ofrecerte alcohol.
Bebes.
Bebes.
Bebes.
y bebes toda la noche.
Tu alma esta ardiendo.
No hablas con ella en toda la noche.
Se suponía que no ibas a tomar.

Rememorando

Vickuña Mackena con Santa Isabel, el semáforo de la esquina esta en rojo y lo veo. ¡Un talento! ¡Un maestro!, realizando acrobacias con más de 30 grados de ese calor seco que ahoga en la capital.

Deja la mochila apoyada en el poste de luz, y corre rápidamente al medio de la calle donde deja en manifiesto sus espectaculares habilidades en el arte del malabarismo

Evoca prontamente mis recuerdos de zanquista, los múltiples carnavales donde fui la sensación con mis osadas piruetas.

El rojo esta por cambiar a verde y el corre a buscar propina por aquel humilde espectáculo. Le doy mis monedas y me recita un "gracias", camino sin que alcance a terminar la palabra mientras pienso "gracias a ti, por recordarme mi hogar".

sábado, 10 de octubre de 2015

Anoche tuve una idea

Esta es mi realidad.
Desperté, tras soñar tener su cara frente a mi, sus facciones eran sinónimos de perfección que intento poco a poco olvidar, y es que recordarla es martirizarme al saber que aquella cercanía solo seria experiencia de un sueño y nada más.
La alfombra es suave y fresca, y el cuaderno en mi mejilla se volvió una . Ya es rutina dormirme estudiando en el suelo.
Ejercito los brazos, estiro las piernas y hago un par de flexiones, voy al refri, elijo entre fruta o yoghurt o ambas..esa es mi once, mi almuerzo fue un vaso de Coca Cola con tostadas de pan de manteca.
Me tomo el antialergico y voy a la ducha. shampoo, bálsamo y crema reparadora.
Vuelvo a los cuadernos pero esta vez mantengo el pc abierto con música y facebook en otra pestaña esperando 
Llevo horas sin decir una palabra, y horas sin oír una palabra, vuelvo a pensar en el sueño
Esta no es mi realidad.
Esta es solo una idea.

Emigrando por un sueño

Hace 5 años Gino empezó a viajar desde su país Perú, para dedicarse al comercio ambulante y así mantener a su esposa e hijo. Influenciado por su padre, Gino decidió venirse de forma definitiva a Chile y viajar por todo el país ofreciendo sus productos, con la esperanza de algún día cumplir sus sueños.


Gino Rivas nació hace 33 años, en Lima. Su vida es distinta a la que tiene en sus sueños. Pero eso no lo desanima.

Llegó a Viña del Mar el mes de febrero del presente año (lleva casi siete meses viviendo definitivamente en Chile), dedicado al comercio ambulante, ofreciendo distintos productos como “las ruedas para hacer mándalas” o “la pizarra mágica”.

Gino estudió para ser chef, pero el destino lo puso en una posición distinta. Dedicado hace cinco años al comercio ambulante en el norte de Chile, pero volviendo constantemente a Perú, su país de origen. Vendía videos educativos para mantener a su esposa y su hijo de seis años: Daniel. Hoy, intenta ahorrar para cumplir un sueño personal que lleva en su cabeza por décadas. Nunca se desanima, él afirma: “Si tan solo trabajara para lo quiero, quizás ya lo habría logrado, pero de que vale ganarse la gloria y no tener con quien compartirla, ni cumplir con sus responsabilidades”.


Cuando Gino recapitula como llegó al país, recuerda el cambio de alcalde que hubo en Lima. Esto provocó la eliminación de gran parte del comercio ambulante de la ciudad y la emigración de muchos al norte de nuestro país. Motivado por su padre -que hace casi 30 años que vive en Chile-, Gino decidió venirse de forma definitiva. Es decir, conseguir una residencia y los documentos para ello. Así partió con una gran cantidad de videos educativos a Antofagasta. Sin embargo llegando a la frontera, sus videos serían requisados por leyes internas.

En país ajeno, con poco dinero, sin mercadería. Tomó su guitarra y comenzó a tocar en las micros para recuperarse. Pero no pudo. Regresó a Lima donde un familiar quien le prestó aproximadamente “unos doscientos mil chilenos”.

Gino afirma que “Dios bendice de alguna manera”. -Soñar no cuesta nada- Dice riendo previo a comentar su aspiración de tener un restaurante “a todo dar” donde haya música, que él mismo pueda interpretar. “Si me caigo cien veces, me levantaré ciento uno”, y para ese sueño vive. Además de su familia.

Desde diciembre que no los ve, espera hacerlo en uno o dos meses más, ya que debe concretar sus trámites de residencia.

 Gino se considera un viajero, sostiene que si tiene que ir a Arica a vender porque sabe que hay alguna feria, lo hará. Si tiene que ir al otro extremo, Punta Arenas, también lo hará. El confía en Dios, y acepta su condición de emigrante.

El cuenta que hace cinco años aproximadamente, escuchó una predica que le cambió la vida, la historia de José, joven humilde que por destino adverso fue sometido a la esclavitud en Egipto. José nunca dejó de creer en Dios y fue bendecido con el don de interpretar los sueños, convirtiéndose en la mano derecha del Faraón.

Gino cree que siendo humilde y confiando en Dios, algún día cumplirá su sueño. No sabe cuánto tiempo falta para eso, pero no le importa, pues aún le quedan muchas “pizarras mágicas” y “ruedas” por vender.